Las autoridades de Japón advirtieron que los niveles de contaminación radiactiva en el agua de grifo en Tokio puede ser peligrosa para los niños menores de un año.


Los gases radiactivos que han escapado de la planta de nuclear de Fukushima contaminaron los abastecimientos y ahora la radiactividad en el agua de la capital japonesa ha superado los límites permitidos para los niños.
    Según el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, los niveles de yodo radiactivo en el agua de grifo de la ciudad son el doble de los recomendados para niños y bebés.
    Estados Unidos, mientras tanto, anunció que detendrá la importaciones de leche y productos frescos de las zonas afectadas en Japón, y Corea del Sur afirmó que está considerando "activamente" una prohibición en las importaciones de alimentos de ese país.
    BBC Mundo le explica cuándo es peligrosa la radiación en el agua y cuál es el impacto en la salud humana.


    ¿Cuáles son límites permitidos de radiactividad en el agua?

    Las autoridades japonesas informaron que los niveles de yodo 131 radiactivo en el agua de grifo de Tokio aumentaron a 210 bequerelios (Bq) por kilogramo.
    Los límites recomendados como seguros por las autoridades sanitarias internacionales son de 300 Bq para adultos y 100 Bq para bebés e infantes.


    "El hecho de que estos niveles ya hayan superado las recomendaciones en el agua de Tokio -y alrededor de la planta- es sumamente preocupante. En Tokio se habla de casi el doble del nivel recomendado de yodo radiactivo, y cerca de la planta los niveles han superado siete veces la cantidad recomendada"                        
                           Prof. Tim Lang



    Aunque algunos funcionarios del gobierno japonés señalan que esta agua sólo se convierte en un riesgo para la salud si se consume durante un largo período de tiempo, en Tokio se recomendó que los menores de un año no la beban y que tampoco se utilice para la mezcla de fórmula láctea.
    Tal como explica a la BBC el profesor Tim Lang, experto en Seguridad de Alimentos, de la Universidad de Londres, en el Reino Unido, "los niveles de seguridad se establecen a escalas bajas. Es decir, dentro de ellos ya se incluye un factor de seguridad que toma en cuenta el consumo del producto a largo plazo".
    "Incluso así, el hecho de que estos niveles ya hayan superado las recomendaciones en el agua de Tokio -y alrededor de la planta- es sumamente preocupante", agrega.
    "En Tokio se habla de casi el doble del nivel recomendado de yodo radiactivo, y cerca de la planta los niveles han superado siete veces la cantidad recomendada".




    ¿Cómo llegó la radiación a los abastecimientos de agua?

    Los gases que se están escapando de la central nuclear de Fukushima llevan partículas radiactivas que son volátiles y que, al mezclarse con otros gases en el aire, pueden disolverse en el agua o ser arrastrados por la lluvia a los oceános y los abastecimientos de agua.
    Las partículas sólidas microscópicas también caen al suelo por su propio peso y se incorporan en la superficie donde son absorbidas por las raíces o las hojas de las plantas.

    ¿Qué elementos radiactivos se han encontrado?

    Además del yodo 131, la empresa que controla la planta nuclear, Tokyo Electric Power Co. informó que se liberó también cesio 134.
    Los límites de seguridad recomendados para el yodo 131 en vegetales son de 2.000 Bq por kiligramo y para cesio 134 los niveles son de 500 Bq por Kg.
    Niño japonés


    El Ministerio de Salud japonés informó que en la prefectura de Fukushima se detectaron 54.000 Bq por kilogramo de yodo 131 en espinacas, el equivalente a 27 veces el límite de seguridad.
    Y esos mismos vegetales contenían 1.931 Bq por kilo de cesio 134.
    En el agua de Tokio también se encontraron rastros de cesio radiactivo 134.
    La actividad de las partículas radiactivas se mide en su vida media o tasa de semidesintegración.
    El yodo radiactivo tiene una vida media de 8 días, es decir, a los 8 días pierde la mitad de su actividad y comienza a desintegrarse, y así sucesivamente.
    Sin embargo, el cesio radiactivo tiene una vida media de 30 años.
    "Esto significa -explica el profesor Lang- que el daño causado por la contaminación nuclear persiste y es ésta persistencia la que preocupa a las autoridades".

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